Como hicimos el pasado año, durante este invierno (de octubre a marzo) hemos realizado el seguimiento de gaviotas con anillas de lectura a distancia presentes en el tramo de Madrid Río comprendido entre el puente de Andalucía y la zona donde se ubicaba el estadio Vicente Calderón.
Febrero transcurrió con menos lecturas de anillas que enero, tan solo 16 sombrías y una reidora. Durante este mes se emplearon 20 horas de observación, pocas en relación a los meses anteriores, debido en parte al notable descenso del número de gaviotas en el río.
Marzo fue un mes complicado por la pandemia de COVID-19. Se invirtieron solo seis jornadas y el mes pasó prácticamente en blanco en cuanto a resultados: seis gaviotas sombrías y ninguna reidora. Dimos por acabada la campaña a mediados de mes con 180 anillas registradas entre octubre y marzo, y un total de 402 lecturas; se anotaron 154 sombrías (Larus fuscus), 23 reidoras (Chroicocephalus ridibundus), una cabecinegra (Ichthyaetus melanocephalus) y una patiamarilla (Larus michaellis).
Desglosadas por países, casi el 40% de las sombrías proceden de los Países Bajos, con 58 anillas, seguidos de Alemania, 24; Reino Unido, 22; Noruega, 14; Dinamarca, 10; Francia, 9; Bélgica, 8; España, 8; Islandia, 1 e Irlanda, 1.
La mayoría de las reidoras son polacas, 11, y el resto se reparten así: belgas, 4; holandesas, 4; lituanas, 1; croatas, 1; francesas, 1 y españolas, 1. Hay que añadir, además, una cabecinegra de la República Checa y una patiamarilla anillada en Guipúzcoa.
Las gaviotas sombrías anilladas, cuya edad hemos podido conocer, comprenden todas las clases de edad: desde aves de primer año calendario hasta ejemplares de 17 y 19 años; además, una de 28 años de la que hablaremos más adelante.
Las reidoras también abarcan un amplio abanico de edades, la mayoría entre 2 y 5 años, pero también las hay de 8, 10, 12 y hasta de 13 años.
Los historiales de algunas de estas gaviotas hablan de lejanos orígenes, largos viajes, misteriosas ausencias y situaciones comprometidas que lograron superar. Examinándolos se deducen cosas curiosas, sobre todo de aquellos que recogen un mayor número de registros. De las 205 sombrías observadas en los dos últimos inviernos, vamos a comentar algunos de los que nos han llamado más la atención.
Dos sombrías, la danesa V.51C y la holandesa VS, esta última un ave de 12 años, se han visto en Madríd Río en los tres últimos inviernos; también la noruega J972Z, la alemana HAR45 y la holandesa 24 se han registrado regularmente en ese periodo. El resto de las anillas las hemos visto exclusivamente este invierno.
Las gaviotas sombrías anilladas, cuya edad hemos podido conocer, comprenden todas las clases de edad: desde aves de primer año calendario hasta ejemplares de 17 y 19 años; además, una de 28 años de la que hablaremos más adelante.
Las reidoras también abarcan un amplio abanico de edades, la mayoría entre 2 y 5 años, pero también las hay de 8, 10, 12 y hasta de 13 años.
Los historiales de algunas de estas gaviotas hablan de lejanos orígenes, largos viajes, misteriosas ausencias y situaciones comprometidas que lograron superar. Examinándolos se deducen cosas curiosas, sobre todo de aquellos que recogen un mayor número de registros. De las 205 sombrías observadas en los dos últimos inviernos, vamos a comentar algunos de los que nos han llamado más la atención.
La holandesa VS |
Dos sombrías, la danesa V.51C y la holandesa VS, esta última un ave de 12 años, se han visto en Madríd Río en los tres últimos inviernos; también la noruega J972Z, la alemana HAR45 y la holandesa 24 se han registrado regularmente en ese periodo. El resto de las anillas las hemos visto exclusivamente este invierno.
La sombría T1, nacida y anillada en 1992 en el condado de Suffolk, en el sureste del Reino Unido. Es una hembra de 28 años con un histórico de observaciones muy irregular, pues no hay registros de esta gaviota hasta el año 2000, cuando se cita en los P. Bajos, es decir, ocho años después de ser anillada; su segundo registro, también en los Países bajos, es de 2001. Luego transcurrirán nueve años sin saber de ella hasta que en mayo de 2010 se la localiza en una zona portuaria de Rotterdam. Desde entonces, las escasas observaciones se reparten entre los Países Bajos, la Comunidad de Madrid y el Reino Unido, en este país con un solo avistamiento. No hay referencia alguna de ella en los años 2013, 2017 y 2019; el 31.01.2020 reaparece en Madrid Río. Su historial es corto, muy corto para un ave de 28 años, recoge solo 20 registros y grandes vacíos de información que añaden cierto misterio a la vida de esta veterana.
La península de Reykjanes (Islandia), cerca de la capital, Reikiavik, es una zona de marcada actividad volcánica donde entran en contacto las placas tectónicas euroasiática y norteamericana, definiendo lo que podríamos considerar el límite geológico entre dos continentes. En esta costa enfrentada a la de Groenlandia se anilló en 2012 a YE69, cuando contaba con algo más de tres años de edad.
Aparte de su remoto origen, YE69 es una enigmática gaviota de más de 11 años de la que no se tuvo noticia durante los seis años siguientes a su anillamiento en 2012. Pasado ese tiempo se la ve dos veces en su región natal, una en 2018 y otra en 2019. En ese año, 2019, se recogen cuatro observaciones en España, todas en Madrid: una en septiembre, en el vertedero de Colmenar Viejo, y tres en noviembre, en Madrid Río. Es la única gaviota islandesa que hemos visto en el Manzanares durante este invierno.
Gaviota islandesa YE69 |
Aparte de su remoto origen, YE69 es una enigmática gaviota de más de 11 años de la que no se tuvo noticia durante los seis años siguientes a su anillamiento en 2012. Pasado ese tiempo se la ve dos veces en su región natal, una en 2018 y otra en 2019. En ese año, 2019, se recogen cuatro observaciones en España, todas en Madrid: una en septiembre, en el vertedero de Colmenar Viejo, y tres en noviembre, en Madrid Río. Es la única gaviota islandesa que hemos visto en el Manzanares durante este invierno.
J092K es la que viene de más lejos de todas nuestras visitantes. Equipada con un dispositivo GPS en la tibia derecha, procede de la pequeña y remota isla de Loppa (Noruega), al norte del paralelo 70°, ya en el Ártico, y a 3629 km. de Madrid. Fue anillada en 2014 y como mínimo tiene 10 años de edad. La hemos visto en dos ocasiones en Madrid Río, en octubre y enero.
J590. Le gusta la Costa del Sol |
J590 es un macho de al menos nueve años anillado en Noruega en 2016. Asiduo a pasar los inviernos en la Costa del Sol, el pasado invierno es el primero que se registra en Madrid; hasta ahora todas las observaciones invernales, más de 30, fueron en la provincia de Málaga, alternándose entre el puerto de la Caleta de Vélez, el de Málaga, la playa de Benajarafe, Torre del Mar, Torremolinos, etc.
H.BAJ es belga; nacida y anillada en 2014 pasó su primer invierno en el río Guadalquivir, cerca de Córdoba; en los inviernos siguientes la mayoría de sus avistamientos ocurren en Madrid y se reparten entre Colmenar Viejo y Madrid Río, con solo dos registros fuera de esta Comunidad: uno en el puerto de la Caleta de Vélez (Málaga), en enero de 2018, y el otro en Ondárroa (Bizkaia), en marzo de 2019.
Ocho sombrías se anillaron en España, todas en Málaga, por el grupo de anillamiento Luscinia; algunas, como se lee en sus historiales, pasaron momentos apurados que consiguieron superar.
N:3JN ingresa intoxicada en una protectora de Málaga donde se la anilla en noviembre de 2017. Tras un mes de recuperación se libera en el el Puerto de la Caleta de Vélez. La mayoría de las observaciones invernales de esta gaviota se realizan en la provincia de Málaga y algunas en Madrid Río y Colmenar Viejo.
A N:45X la recogen en marzo de 2019 en la playa de Pedragalejo, al este de la ciudad de Málaga. El ave padece una parálisis que le impide volar y la trasladan al centro veterinario Baños del Carmen de Fuengirola. Durante la recuperación es anillada y finalmente liberada en abril en Torreblanca. El 11 de diciembre la vimos en Madrid Río totalmente recuperada.
N:3VM es una sombría adulta anillada en marzo de 2019 en el vertedero de residuos sólidos urbanos de "Los Ruices", en la periferia de la ciudad de Málaga. Lo peculiar de esta gaviota es que tiene el tarso izquierdo amputado en la misma articulación con la tibia en el momento de ser anillada. Su historial recoge un solo registro, el pasado mes de enero en Madrid Río.
La pérdida o fractura de una pata es una lesión bastante frecuente en las gaviotas, y no es raro ver ejemplares con estas amputaciones o miembros que, sin estar amputados, han perdido su funcionalidad. El pasado invierno frecuentó Madrid Río un primer invierno de sombría con los dos pies amputados, el ave se sostenía sobre los muñones de los tarsos y ofrecía una imagen ciertamente patética. El mismo invierno era habitual otra sombría, en su primer año de vida, que llevaba permanentemente una pata recogida con los dedos agarrotados y vueltos hacia atrás, a la que llamé "Garfio", pues al volar la pata tenía el aspecto de un gancho que le saliera del abdomen. Este invierno he visto una sombría con plumaje de segundo invierno con esta misma lesión que podría tratarse del mismo ejemplar.
La pérdida o fractura de una pata es una lesión bastante frecuente en las gaviotas, y no es raro ver ejemplares con estas amputaciones o miembros que, sin estar amputados, han perdido su funcionalidad. El pasado invierno frecuentó Madrid Río un primer invierno de sombría con los dos pies amputados, el ave se sostenía sobre los muñones de los tarsos y ofrecía una imagen ciertamente patética. El mismo invierno era habitual otra sombría, en su primer año de vida, que llevaba permanentemente una pata recogida con los dedos agarrotados y vueltos hacia atrás, a la que llamé "Garfio", pues al volar la pata tenía el aspecto de un gancho que le saliera del abdomen. Este invierno he visto una sombría con plumaje de segundo invierno con esta misma lesión que podría tratarse del mismo ejemplar.
U+C. Anillada en Cardiff, Gales |
U+C , galesa de más de seis años observada en distintas ocasiones entre noviembre y febrero en Madrid Río. La distribución de sus registros a lo largo de esos meses invita a pensar que ha pasado gran parte del invierno en Madrid. El último contacto con ella fue el 10.02.2020, lo que resultó ser una magnífica referencia temporal y espacial de su migración prenupcial, porque solo nueve días después, el 19 de febrero, se la vio y fotografió desde la ventana de una vivienda en Cardiff (com. pers. de P. Rock). No sabemos el día que partió de Madrid ni el de su llegada a Cardiff, pero suponiendo que hubiese emprendido viaje el mismo día 10 y llegado a Cardiff el 19, tras seguir una hipotética línea recta que cruzase el golfo de Vizcaya hasta la capital galesa, lo que seguramente no fue así, habría realizado una media de 137 km al día.
6A5:G Patiamarilla donostiarra |
La única gaviota patiamarilla que hemos visto anillada es 6A5:G; Nació en 2012 en la Isla de Santa Clara, en la bahía de San Sebastián (Guipuzkoa), donde fue anillada cuando era un pollo por la estación de anillamiento de Txingudi (Sociedad de Ciencias Aranzadi). Su historial consta de 137 observaciones, y todas las ocurridas en invierno se localizan en el centro peninsular, la mayoría en la Comunidad de Madrid (Pinto, Colmenar Viejo y Madrid Río), y alguna en Alcazar de San Juan (Ciudad Real).
Termino esta entrada con algunas notas entresacadas de un estudio publicado en 2012 (*), en el que se marcaron con anillas de lectura a distancia y equiparon con emisores satélites 14 gaviotas sombrías adultas en una colonia holandesa. El objetivo era estudiar las rutas migratorias, el comportamiento seguido por las aves durante la migración y la invernada (escalas y tiempo de parada, movimientos en el área de invernada, etc.) y diferentes parámetros como la altitud de vuelo y velocidad de desplazamiento,
Las gaviotas sombrías no siguen rutas migratorias tan rígidas o definidas como otras aves (cigüeñas, rapaces planeadoras, ánsares, etc.); además, realizan movimientos premigratorios, tanto en la migración otoñal como primaveral, que las desvían de la ruta principal y retoman días o semanas más tarde, cuya finalidad puede ser prospectar nuevos territorios. Estas aves vuelan sobre tierra o mar indistintamente, a diferencia de otras aves que prefieren evitar las masas de agua (rapaces, cigüeñas, etc). La altitud de vuelo no supera normalmente los 250 m.; en el estudio al que hacemos referencia se midió ocasionalmente una altura máxima de 1744 m. Migran preferentemente durante el día, pero también durante la noche, pudiendo cubrir distancias de hasta 177 km/día. Sin embargo, esto no es lo habitual; las sombrías en su viaje migratorio hacen escalas de duración variable en función de la disponibilidad de alimento, y la velocidad media de desplazamiento es sensiblemente menor. En el estudio se registró una media de 44 km/día en la migración otoñal y 98 km/día en la primaveral, que son velocidades bastante inferiores a las de otras aves migradoras. Las gaviotas estudiadas no siguieron las rutas más cortas durante su viaje migratorio y, en cambio, se desviaron siguiendo el perfil de la costa. Las aves que ocupan las mismas colonias de cría no comparten necesariamente el área de invernada, y dentro de esta pueden realizar desplazamientos de mayor o menor alcance durante el invierno.
(*) Raymond, H. G et al. (2011). Migration strategy of a flight generalist, the Lesser Black-backed Gull Larus fuscus. Behavioral Ecology, Volume 23, Issue 1, January-February 2012, Pages 58–68.
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