Mostrando entradas con la etiqueta Buho real. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Buho real. Mostrar todas las entradas

sábado, 15 de julio de 2017

BÚHOS EN EL PARQUE REGIONAL DEL SURESTE (MADRID)


El pasado 2 de julio, a lo largo de los siete kilómetros que hay entre la laguna del Campillo y el Soto de las Juntas, hemos visto tres búhos reales (Bubo bubo). Nos parece un buen número de aves y eso que no recorrimos el tramo comprendido entre Casa Eulogio y Las juntas, donde casi siempre se ve alguno.

El primer búho lo localizamos en el Pico Coberteras (Rivas-Vaciamadrid), donde el río Manzanares, dejado atrás el paraje conocido como Casa Eulogio, cambia bruscamente el curso que lo llevaba hacia el este, para dirigirse hacia el suroeste. Es en esa punta del cortado donde observamos posada a esta excepcional pero discreta rapaz nocturna.

Juvenil de milano negro

Milano negro adulto
La zona del Parque Regional del Sureste donde nos encontramos alberga una buena población reproductora de milano negro (Milvus migrans). En estos primeros días de julio son muchos los juveniles de esta especie a los que se ven volando con los adultos o posados en las ramas de los árboles, desde donde lanzan extraños gritos que poco o nada tienen que ver con el característico chillido de los adultos. Caminando junto a la margen izquierda del Manzanares, no dejamos de verlos volar paralelos al cantil fluvial o remontarse sobre este; pronto llegarán los días en que animados por el impulso migratorio se dirijan hacia el sur y crucen el estrecho hacia sus áreas de invernada. Para los jóvenes, este viaje será una primera experiencia no exenta de peligros.

Seguimos avanzando por la orilla del río y, unos cientos de metros antes de llegar a la laguna del Soto de las Juntas, descubrimos, al cobijo de una sombra del roquedo, al segundo búho.







Zampullines cuellinegros en la laguna del Soto de las Juntas

Llegamos así a la laguna del Soto de las Juntas, conocida también por laguna de Los Veneno. Aquí vemos algunos somormujos lavancos (Podiceps cristatus), zampullines cuellinegros (Podiceps nigricollis), zampullines comunes (Tachybaptus ruficollis), sobre todo fochas (Fulica atra), un calamón fugaz (Porphyrio porphyrio) y algunas cigüeñuelas (Himantopus himantopus).







Cigüeñuela




















Barranco del búho
Desandamos el camino andado y nos dirigimos a la laguna del Campillo. Una vez allí, entramos unos centenares de metros en la finca El Piul y nos encontramos con el tercer búho posado junto a una grieta, en una parte de la pared en sombra, a pocos metros del Barranco del Búho, que es una zona del cantil donde la erosión ha formado un estrecho barranco.




En Madrid el búho real se distribuye por la mitad noroccidental de la Comunidad, donde lo encontramos preferentemente por encima de los 800 m., y por el sureste, donde ocupa fundamentalmente los cortados fluviales de los ríos Jarama, Manzanares y Henares. El búho real no está incluido en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas (Real  Decreto 139/2011, de 4 de febrero), pero tiene la categoría de vulnerable en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de la Comunidad de Madrid (Decreto 18/1992 de 26 de marzo).


Búho real en un posadero en los cortados del río Henares
En los cantiles del henares, en la zona de Mejorada del Campo, una pareja inició la puesta en los primeros días de febrero,  y aunque pudimos comprobar que la hembra completó el periodo de incubación, no  llegamos a determinar el resultado final de la cría por la distancia a la que se encontraba el nido y la poca visibilidad de su interior.




Cortados en la zona de Las Islillas (Mejorada del Campo)

Queremos destacar también la presencia de otra rapaz nocturna, el cárabo (Strix aluco), al que hemos detectado ocupando oquedades en el roquedo. Decir también, que en una ocasión lo sorprendimos después de capturar un gazapo, mientras lo acosaban unas obstinadas urracas (Pica pica). El conejo, muy abundante en todo el Parque del Sureste, debe de constituir una presa importante en la dieta de estas rapaces, en especial en la del búho real.




Cortados del río Jarama en Velilla de Sán Antonio

En lo que se refiere a una pareja que ha criado con regularidad en los últimos años en los cortados del Jarama próximos a Velilla de San Antonio, no ha anidado en ellos esta temporada, al menos en los dos nidos que utilizaba habitualmente. Desconocemos la causa del abandono este año de las dos repisas en las que alternaba las puestas pues la zona, a nuestro juicio, es idónea para esta rapaz. Durante el seguimiento que hicimos de la pareja a lo largo del invierno ya sospechábamos que no iban a ocupar ese territorio.




Cortados entre S. Martín de la Vega y la Presa del Rey



Sin embargo, sí hemos podido confirmar la reproducción de una pareja con el resultado de cuatro pollos en los cantiles del entorno de la Presa del Rey, cerca de la confluencia de los ríos Manzanares y Jarama.






Presa del Rey


En resumen, una mañana pródiga en avistamientos de esta singular rapaz nocturna, cuya población en la Comunidad de Madrid parece haberse recuperado algo en las últimas décadas. Esperemos que continúe en esta línea.
























domingo, 5 de mayo de 2013

CORTADOS Y LAGUNAS DE VELILLA DE S. ANTONIO (MADRID)



La mañana del pasado 4 de mayo amanece magnífica. Salgo temprano dudando entre acercarme a Rivas-Vaciamadrid y subir a los cortados de Casa Eulogio para llegar al pico Coberteras, o dirigirme a las lagunas de Velilla de San Antonio: El Raso, Picón de los Conejos y El Soto, todas ellas junto al río Jarama en una zona donde éste dibuja el perfil de un cortado yesífero que se alza en su orilla derecha. Finalmente opto por esto último y, comenzando por la laguna de El Raso, en el mismo polígono industrial de Velilla, hago el recorrido por la senda que, bordeando esta laguna y la del Picón de los Conejos, nos adentra en el soto desde donde se pueden ver los cortados al otro lado del río.

Laguna de El Raso

Lo ripario y lo rupícola se entremezclan en este lugar. El elenco vegetal que corteja al río se compone principalmente de álamo blanco (Populus alba), álamo negro (Populus nigra), olmo (Ulmus sp.) y algún aliso aislado (Alnus glutinosa). También se encuentran algunos ejemplares de membrillo (Cydonia oblonga), debidos, probablemente, a la acción humana en otros tiempos. Es notable la presencia de especies invasoras con gran capacidad de dispersión, como el ailanto (Ailanthus altissima) y la caña (Arundo donax), que forma rodales más o menos extensos en algunos puntos. 

Bosque de ribera
El bosque galería o de ribera alberga especies arbustivas como sauce (Salíx sp.) taray (Tamarix sp.), saúco (Sambucus nigra) y zarzas (Rosa sp. y Rubus sp.). El estrato herbáceo de cierto porte está representado por Thapsia villosa (zumillo) , Urtica sp., Verbascum sp. Ferula communis (cañaheja), Conium maculatum (cicuta), Arctium lappa (bardana), etc.



Bardana mayor (Arctium lappa)
































Pepino del diablo o cohombro amargo (Ecballium elaterium)




































Vista del bosque de ribera o bosque galería



















La margen derecha en este tramo del río se sitúa en la base de un cortado yesífero coronado por cuestas y lomas tapizadas por un herbazal gipsófilo dominado por esparto (Stipa tenacissima), Ephedra sp.,  Asphodelus sp. (gamón), Thymus sp. (tomillos), Thapsia villosa, Ferula communis, etc.


Río Jarama. En la orilla opuesta se alza el cortado yesífero
Cotorra argentina

Especies alóctonas como la cotorra argentina (Myopsitta monachus) son cada vez más frecuentes y pueden verse arrancado brotes y flores de algunos árboles y arbustos.

Verdecillo (Serinus serinus)
Quizá sea el verdecillo (Serinus serinus) el passeriforme más abundante de este entorno junto al verderón (Carduelis chloris) y el ruiseñor común (Luscinia megarhynchos)




Cantiles de la margen derecha del Jarama


Cigüeña blanca (Ciconia ciconia) busca alimento en el mismo cauce del Jarama

Somormujo lavanco (Podiceps cristatus

Somormujo lavanco (Podiceps cristatus) en la laguna de El Raso
El somormujo lavanco, habitual invernante, exhibe ahora un plumaje más atractivo. Algunas parejas se ven en estas lagunas, quizá reproductoras, conforme avance la primavera se verá si aparece algún pollo. Otro podicepediforme, el zampullín común (Tachybaptus ruficollis), es más abundante y es frecuente verlo tanto en el río como en las lagunas. En cambio, no se ve zampullín cuellinegro (Podiceps nigricollis), que sí es reproductor en la relativamente cercana laguna del Soto de las Juntas.



Cigüeña blanca (Ciconia ciconia) en una zona arenosa de la ribera
del río.

Galápagos leprosos (Mauremys leprosa) en el río Jarama


Ánade azulón (Anas platyrhynchos) y galápago leproso al fondo
Durante el invierno se ven gran número de patos cuchara que ocupan preferentemente las lagunas y algunos ejemplares de cerceta común (Anas crecca). Ahora, en primavera, los patos más frecuentes son el ánade azulón (Anas platyrhynchos) y el porrón europeo (Aythia ferina).

Macho de porrón europeo (Aythya ferina)

Cría de ánade azulón en el río Jarama

Laguna El Picón de los Conejos


















Laguna de El Soto

























La laguna de El Soto acoge algunas especies ciertamente interesantes, como el calamón común (Porphyrio porphyryo) al que se le ha visto esta primavera con algún pollo, la garza imperial (Ardea purpurea), que creo puede anidar en el carrizo y  una pareja de aguilucho lagunero (Circus aeruginosus) casi seguro reproductora,



El esquivo calamón (Porphyrio porphyrio) es difícil de sorprender normalmente
oculto en lo más espeso de las eneas




















Cortado yesífero y río Jarama



En un lugar donde el bosque de ribera se aclara puede verse la orilla opuesta y parte de la pared del cortado, lo que permite escudriñar grietas y recovecos en busca del búho real (Bubo bubo), el habitante más discreto del Parque Regional del Sureste. Son las 8:30, recién iniciado mi paseo, cuando, casi por casualidad, lo veo junto a un agujero abierto en la roca, inmóvil, con los ojos entornados, somnoliento. Pese a tratarse de un ave de tamaño relativamente grande, no es fácil de ver en el roquedo debido a la distancia, la altura del cortado y a su color mimético que lo hace pasar desapercibido. Da la impresión que un ave de su tamaño destacará en el roquedo, pero no es así, el búho parece "caber" en cualquier grieta o hueco de la pared, y es muchas veces cuestión de suerte llegar a verlo. No es el primer encuentro que tengo con esta especie,  la última vez fue hace quince días, se encontraba al abrigo de una grieta a 200 metros de este lugar.
Permanezco observándolo durante 20 o 25 minutos; durante ese tiempo parece ajeno a todo lo que acontece a su alrededor: las evoluciones de la collalba negra (Oenanthe leucura), que también parece ignorarle, el vuelo cercano de las palomas zuritas (Columba oenas), el paso de un par de milanos negros (Milvus migrans) por su vertical, y los abejarucos (Merops apiaster) que vuelan junto a la pared. Después, el búho realiza un corto vuelo, casi un brinco, hasta un cercano posadero y enseguida emprende el vuelo desapareciendo.




Carricero común (Acrocephalus scirpaceus)



Algunos días más tarde me propongo observar con mayor detenimiento la pared desde un extremo al otro, tanto como me lo permita el arbolado del soto que se interpone entre mi y el cortado, intentando no dejar hueco o pliegue de roca sin mirar, buscando algún otro posadero del búho que me permita conocer sus querencias para poder localizar al ave con mayor facilidad en futuras ocasiones.


Carricero común




















Por el camino se escuchan los cantos y reclamos de multitud de aves, explosión sonora de la primavera. Los carrizos de las orillas de las lagunas y de las riberas del río se animan con el canto del carricero tordal (Acrocephalus arundinaceus) y el muy parecido, pero en tono no tan bajo, del carricero común (Acrocephalus scirpaceus). Entre los chopos y tarays se oyen los pájaros moscones (Remiz pendulinus) y prestando atención podemos descubrir alguno de sus péndulos nidos.

Carricero tordal (Acrocephalus arundinaceus)


















En el agujero en que vi al búho la vez anterior no está; continúo la búsqueda que, si se hace a conciencia, resulta cansada y penosa por la incómoda postura de mirar hacia arriba. Así, metros y metros de pared, siempre con la duda, más que razonable, de haber dejado algún sitio sin mirar. Carriceros tordales y comunes, verdecillos (Serinus serinus) y especialmente torcecuellos (Jynx torquilla) amenizan mi búsqueda con sus cantos. Alguna paloma zurita (Columba oenas) localizo en la pared, aviones comunes ( Delichon urbica), abejarucos (Merops apiaster) pero ni rastro del búho real. Llego al segundo posadero conocido, la grieta abierta próxima al borde del escarpe, y allí está. Durante unos minutos lo contemplo, la tranquilidad del paraje es total, la hora, pasado el mediodía, se impone a la actividad de las aves y ya no se oye tanta algarabía.  

Pájaro moscón (Remiz pendulinus) construyendo el nido en las ramas
 de un chopo. Observar el trenzado de las fibras del cono superior a la rama


















Pájaro moscón (Remiz pendulinus) atento al observador mientras se
aproxima al inacabado nido


















Pájaro moscón (Remiz pendulinus)


















 
El 10 de mayo doy otro repaso al cortado y localizo un búho real en un hueco a pocos metros de la grieta en la que le vi en dos ocasiones anteriores. Ventila con el pico abierto haciendo patentes las plumas blancas de la garganta. Busco por los alrededores por si estuviese cerca la pareja, animado por esta idea recorro una y otra vez con los prismáticos el espacio del roquedo que comprende los dos posaderos. Empiezo a familiarizarme con la pared del cortado, voy recordando sus pliegues, sus caprichosas formas, las fisuras y las brechas. No transcurre mucho tiempo cuando descubro la cabeza de otro búho, distingo bien los penachos y los ojos muy abiertos, se encuentra en una grieta horizontal en cuyo borde crecen algunas matillas de flores violáceas. La cavidad parece profundizar hacia el interior de la pared y sería un buen sitio para emplazar un nido.

Repisa con el búho


















El 14 de mayo el pronóstico del tiempo anuncia chubascos de carácter tormentoso y un descenso de las temperaturas para los próximos días. La mañana amanece cubierta, la temperatura es menor que en días anteriores pero no parece que vaya a llover de forma inminente. Quizá sea un día propicio para echar un vistazo a los búhos antes de que se complique más el tiempo. Al llegar, se ve a la hembra en la grieta en donde, supongo, se localiza el nido. No encuentro al macho en ninguno de los posaderos habituales que  conozco. Intento imaginar dónde me pondría yo si estuviese en el lugar del búho y, casi al unísono con este pensamiento, descubro la figura del macho en la pared,  debajo de una gran efedra (Ephedra fragilis) y sin ningún tipo de cobertura. Allí permanece un buen rato dejándose observar, no parece comprender el interés que suscita en mí. De vez en cuando dirijo mi atención al nido por si algún pollo asoma la cabeza e intentar así averiguar el tamaño de la nidada, pero solo se ve a la hembra que apenas ha cambiado de posición en todo este tiempo. Además, la distancia a la que me encuentro es grande y es difícil apreciar detalles. Al volver a mirar hacia el macho éste ya no está, se ha marchado en silencio. Una hora después, alrededor del mediodía, se ven dos pollos en el nido, uno de ellos, ante la indolente presencia de la madre, intenta engullir entera lo que parece una rata pero no lo consigue.
Búho real (Bubo bubo)
El macho en un posadero cercano al nido

Algunos puntos del roquedo son ocupados habitualmente por el macho como
el de la fotografía.


















































Pollo de búho perfectamente mimetizado con el entorno














A punto de abandonar su percha, el búho mira a un lado y a otro
















El conejo (Oryctolagus cuniculus) es abundante y debe de constituir parte
importante de la dieta del búho real. 


















Conejo (Oryctolagus cuniculus)





















Lagarto ocelado (Lacerta lepida)