La mañana del pasado 4 de mayo amanece magnífica. Salgo temprano dudando entre acercarme a Rivas-Vaciamadrid y subir a los
cortados de Casa Eulogio para llegar al pico Coberteras, o dirigirme a las
lagunas de Velilla de San Antonio: El Raso, Picón de los Conejos y El Soto,
todas ellas junto al río Jarama en una zona donde éste dibuja el perfil de un
cortado yesífero que se alza en su orilla derecha. Finalmente opto por esto
último y, comenzando por la laguna de El Raso, en el mismo polígono industrial
de Velilla, hago el recorrido por la senda que, bordeando esta laguna y la del
Picón de los Conejos, nos adentra en el soto desde donde se pueden ver los
cortados al otro lado del río.
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Laguna de El Raso |
Lo ripario y lo rupícola se
entremezclan en este lugar. El elenco vegetal que corteja al río se compone
principalmente de álamo blanco (
Populus alba), álamo negro (
Populus
nigra), olmo (
Ulmus sp.) y algún aliso aislado (
Alnus glutinosa). También se encuentran algunos ejemplares de membrillo (
Cydonia oblonga), debidos, probablemente, a la acción humana en otros tiempos.
Es notable la presencia de especies invasoras con gran capacidad de dispersión, como el ailanto (Ailanthus altissima) y la caña (Arundo donax), que forma rodales más o menos extensos en algunos puntos.
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Bosque de ribera |
El bosque galería o de ribera alberga especies arbustivas como sauce (
Salíx sp.)
taray (
Tamarix sp.), saúco (
Sambucus nigra) y zarzas (
Rosa sp.
y
Rubus sp.). El estrato herbáceo de cierto porte está representado por
Thapsia villosa (zumillo)
, Urtica sp., Verbascum sp. Ferula communis
(cañaheja), Conium maculatum (cicuta), Arctium lappa (bardana),
etc.
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Bardana mayor (Arctium lappa) |
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Pepino del diablo o cohombro amargo (Ecballium elaterium) |
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Vista del bosque de ribera o bosque galería |
La margen derecha en este tramo del río se sitúa en la base de un cortado yesífero coronado por cuestas y lomas tapizadas por un herbazal gipsófilo dominado por esparto (
Stipa tenacissima),
Ephedra sp., Asphodelus sp. (gamón),
Thymus sp. (tomillos),
Thapsia villosa,
Ferula communis, etc.
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Río Jarama. En la orilla opuesta se alza el cortado yesífero |
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Cotorra argentina |
Especies alóctonas como la cotorra argentina (Myopsitta monachus) son cada vez más frecuentes y pueden verse arrancado brotes y flores de algunos árboles y arbustos.
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Verdecillo (Serinus serinus) |
Quizá sea el verdecillo (Serinus serinus) el passeriforme más abundante de este entorno junto al verderón (Carduelis chloris) y el ruiseñor común (Luscinia megarhynchos)
Cantiles de la margen derecha del Jarama
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Cigüeña blanca (Ciconia ciconia) busca alimento en el mismo cauce del Jarama |
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Somormujo lavanco (Podiceps cristatus) |
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Somormujo lavanco (Podiceps cristatus) en la laguna de El Raso |
El somormujo lavanco, habitual invernante, exhibe ahora un plumaje más atractivo. Algunas parejas se ven en estas lagunas, quizá reproductoras, conforme avance la primavera se verá si aparece algún pollo. Otro podicepediforme, el zampullín común (Tachybaptus ruficollis), es más abundante y es frecuente verlo tanto en el río como en las lagunas. En cambio, no se ve zampullín cuellinegro (Podiceps nigricollis), que sí es reproductor en la relativamente cercana laguna del Soto de las Juntas.
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Cigüeña blanca (Ciconia ciconia) en una zona arenosa de la ribera
del río.
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Galápagos leprosos (Mauremys leprosa) en el río Jarama |
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Ánade azulón (Anas platyrhynchos) y galápago leproso al fondo |
Durante el invierno se ven gran número de patos cuchara que ocupan preferentemente las lagunas y algunos ejemplares de cerceta común (Anas crecca). Ahora, en primavera, los patos más frecuentes son el ánade azulón (Anas platyrhynchos) y el porrón europeo (Aythia ferina).
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Macho de porrón europeo (Aythya ferina) |
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Cría de ánade azulón en el río Jarama |
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Laguna El Picón de los Conejos |
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Laguna de El Soto |
La laguna de El Soto acoge algunas especies ciertamente interesantes, como el calamón común (Porphyrio porphyryo) al que se le ha visto esta primavera con algún pollo, la garza imperial (Ardea purpurea), que creo puede anidar en el carrizo y una pareja de aguilucho lagunero (Circus aeruginosus) casi seguro reproductora,
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El esquivo calamón (Porphyrio porphyrio) es difícil de sorprender normalmente
oculto en lo más espeso de las eneas
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Cortado yesífero y río Jarama |
En un lugar donde el bosque de ribera se aclara puede
verse la orilla opuesta y parte de la pared del cortado, lo que permite escudriñar
grietas y recovecos en busca del búho real (Bubo bubo), el habitante más
discreto del Parque Regional del Sureste. Son las 8:30, recién iniciado mi paseo, cuando, casi por
casualidad, lo veo junto a un agujero abierto en la roca, inmóvil, con los ojos
entornados, somnoliento. Pese a tratarse de un ave de tamaño relativamente
grande, no es fácil de ver en el roquedo debido a la distancia, la altura del
cortado y a su color mimético que lo hace pasar desapercibido. Da la impresión que un ave de su tamaño destacará en el roquedo, pero no es así, el búho parece "caber" en cualquier grieta o hueco de la pared, y es muchas veces
cuestión de suerte llegar a verlo. No es el primer encuentro que tengo con esta especie, la última vez fue hace quince días, se encontraba al abrigo de una
grieta a 200 metros de este lugar.
Permanezco observándolo durante
20 o 25 minutos; durante ese tiempo parece ajeno a todo lo que acontece a su alrededor:
las evoluciones de la collalba negra (Oenanthe leucura), que también
parece ignorarle, el vuelo cercano de las palomas zuritas (Columba oenas),
el paso de un par de milanos negros (Milvus migrans) por su vertical, y los
abejarucos (Merops apiaster) que vuelan junto a la pared. Después, el búho realiza un corto vuelo, casi un brinco, hasta un
cercano posadero y enseguida emprende el vuelo desapareciendo.
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Carricero común (Acrocephalus scirpaceus) |
Algunos días más tarde me propongo observar con mayor detenimiento la pared desde un extremo al otro,
tanto como me lo permita el arbolado del soto que se interpone entre mi y el
cortado, intentando no dejar hueco o pliegue de roca sin mirar, buscando algún
otro posadero del búho que me permita conocer sus querencias para poder
localizar al ave con mayor facilidad en futuras ocasiones.
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Carricero común |
Por el camino se escuchan los
cantos y reclamos de multitud de aves, explosión sonora de la primavera. Los
carrizos de las orillas de las lagunas y de las riberas del río se animan con
el canto del carricero tordal (Acrocephalus arundinaceus) y el muy
parecido, pero en tono no tan bajo, del carricero común (Acrocephalus
scirpaceus). Entre los chopos y tarays se oyen los pájaros moscones (Remiz pendulinus) y
prestando atención podemos descubrir alguno de sus péndulos nidos.
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Carricero tordal (Acrocephalus arundinaceus) |
En el agujero en que vi al búho la vez anterior no está;
continúo la búsqueda que, si se hace a conciencia, resulta cansada y penosa por
la incómoda postura de mirar hacia arriba. Así, metros y metros de pared,
siempre con la duda, más que razonable, de haber dejado algún sitio sin mirar.
Carriceros tordales y comunes,
verdecillos (Serinus serinus) y especialmente torcecuellos (Jynx
torquilla) amenizan mi búsqueda con sus cantos. Alguna paloma
zurita (Columba oenas) localizo en la pared, aviones comunes ( Delichon
urbica), abejarucos (Merops apiaster) pero ni rastro del búho real. Llego al segundo posadero
conocido, la grieta abierta próxima al borde del escarpe, y allí está. Durante unos minutos lo contemplo, la tranquilidad del paraje es total, la hora, pasado el mediodía, se impone a la actividad de las aves y ya no se oye tanta algarabía.
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Pájaro moscón (Remiz pendulinus) construyendo el nido en las ramas
de un chopo. Observar el trenzado de las fibras del cono superior a la rama
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Pájaro moscón (Remiz pendulinus) atento al observador mientras se
aproxima al inacabado nido
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Pájaro moscón (Remiz pendulinus) |
El 10 de mayo doy otro repaso
al cortado y localizo un búho real en un hueco a pocos metros de la grieta en
la que le vi en dos ocasiones anteriores. Ventila con el pico abierto haciendo
patentes las plumas blancas de la garganta. Busco por los alrededores por si
estuviese cerca la pareja, animado por esta idea recorro una y otra vez con los
prismáticos el espacio del roquedo que comprende los dos posaderos. Empiezo a
familiarizarme con la pared del cortado, voy recordando sus pliegues, sus
caprichosas formas, las fisuras y las brechas. No transcurre mucho tiempo
cuando descubro la cabeza de otro búho, distingo bien los penachos y los ojos
muy abiertos, se encuentra en una grieta horizontal en cuyo borde crecen
algunas matillas de flores violáceas. La cavidad parece profundizar hacia el
interior de la pared y sería un buen sitio para emplazar un nido.
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Repisa con el búho |
El 14 de mayo el pronóstico del
tiempo anuncia chubascos de carácter tormentoso y un descenso de las
temperaturas para los próximos días. La mañana amanece cubierta, la temperatura
es menor que en días anteriores pero no parece que vaya a llover de forma
inminente. Quizá sea un día propicio para echar un vistazo a los búhos antes de
que se complique más el tiempo. Al llegar, se ve a la hembra en la grieta en
donde, supongo, se localiza el nido. No encuentro al macho en ninguno de los
posaderos habituales que conozco.
Intento imaginar dónde me pondría yo si estuviese en el lugar del búho y, casi
al unísono con este pensamiento, descubro la figura del macho en la pared, debajo de una gran efedra (Ephedra
fragilis) y sin ningún tipo de cobertura. Allí permanece un buen rato
dejándose observar, no parece comprender el interés que suscita en mí. De vez en
cuando dirijo mi atención al nido por si algún pollo asoma la cabeza e intentar
así averiguar el tamaño de la nidada, pero solo se ve a la hembra que apenas ha
cambiado de posición en todo este tiempo. Además, la distancia a la que me encuentro es grande y es difícil apreciar detalles. Al volver a mirar hacia el macho éste
ya no está, se ha marchado en silencio. Una hora después, alrededor del
mediodía, se ven dos pollos en el nido, uno de ellos, ante la indolente
presencia de la madre, intenta engullir entera lo que parece una rata pero no
lo consigue.
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Búho real (Bubo bubo) |
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El macho en un posadero cercano al nido |
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Algunos puntos del roquedo son ocupados habitualmente por el macho como
el de la fotografía.
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Pollo de búho perfectamente mimetizado con el entorno |
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A punto de abandonar su percha, el búho mira a un lado y a otro |
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El conejo (Oryctolagus cuniculus) es abundante y debe de constituir parte
importante de la dieta del búho real.
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Conejo (Oryctolagus cuniculus) |
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Lagarto ocelado (Lacerta lepida) |