sábado, 26 de agosto de 2017

UN PASEO POR LOS MONTES TOROZOS

El paseo de esta mañana, como el de cualquier otro día, tenía por objeto ver el mayor número posible de aves y convencerme de que no todo está perdido, que todavía hay una diversidad susceptible de admirar con solo realizar un corto paseo por el campo. Por ese campo cercano, de cualquiera de nuestros pueblos, sin necesidad de ir a ningún lugar más o menos remoto, de esos que reunen no se cuántas figuras de protección que no suelen servir para nada ...o para muy poco. De modo que salí del pueblo en dirección al Teso de la Horca (topónimo ciertamente inquietante). 

Teso de la Horca (Valladolid)

Un teso es un terreno elevado de superficie plana que recibe el nombre de páramo, del que se desciende a zonas más bajas a través de las cuestas. Los páramos están rematados por una capa de caliza y el suelo que la cubre suele ser poco fértil y de escaso interés agrícola.






El páramo

Subo por el camino que lleva al teso. Arriba, en el páramo, tres elanios planean y se ciernen en el aire en busca de  presas. Un aguilucho lagunero vuela bajo,  de vez en cuando, tras un repentino quiebro, se tira al suelo y enseguida aparece de nuevo y reanuda el vuelo. A lo lejos,  una hembra de aguilucho pálido se remonta sobre los baldíos.



Elanio común (Elanus caeruleus)
Camino junto al borde del páramo. Dos águilas reales se levantan del suelo. Una se posa en un almendro y la otra emprende el vuelo hacia unos árboles algo más lejanos. Abajo,  dos aguiluchos cenizos siguen el perímetro del teso volando sobre las cuestas.

Continúo orillando el páramo.  En un vuelo elegante, pausado y rectilíneo, en el que alterna planeos con profundos batidos, el águila del almendro se aleja hacia donde se posó su compañera y desaparece entre los árboles. 






En un lindero, junto a una parcela y a pocos metros  aparece una corza que cruza ante mí. Unos cuantos brincos y desciende por la cuesta hasta perderse en una franja de pinos más abajo.

Juvenil de alcaudón común (Lanius senator)





Entro en un camino que discurre por el páramo; se ven algunos juveniles de alcaudón común sobre zarzas y arbolillos. Un joven halcón peregrino aguanta un rato posado en un montón de piedras y algunas currucas cabecinegras se mueven entre las zarzas que flanquean el camino. En el cielo, un águila calzada.







Halcón peregrino joven




















Búho campestre (Asio flammeus)

Al pasar junto a una zona de herbazal, se levantan tres búhos campestres que vuelven a posarse un poco más allá, alguno al descubierto. Avanzo un poco y salen otros dos, un poco más y otro búho aparece, cruza el camino y se posa sobre unas piedras. ¡Esto sí que no me lo esperaba!











Búho campestre

Estoy llegando al borde del teso para comenzar a bajar y seguir el camino de vuelta, pero antes oigo el reclamo de una ganga ortega que se levanta de un campo pedregoso y vuela describiendo un amplio círculo hasta tomar tierra a lo lejos.


Vuelvo contento y esperanzado. Siempre se dice lo mismo: todavía hay tiempo para reaccionar y cambiar nuestra actitud hacia el medio ambiente ¿De verdad seremos capaces y llegaremos a tiempo?
























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