sábado, 29 de junio de 2019

APUNTES SOBRE CLASIFICACIÓN DE LOS SERES VIVOS



Clasificar organismos consiste en ubicarlos en las diferentes categorías o taxones --especies, géneros, familias, órdenes, etc., -- según sus relaciones de parentesco o filogenéticas: relaciones ancestro - descendiente. De modo que para agrupar especies, por ejemplo dentro de un determinado género, orden, etc., todas ellas deben compartir el mismo antepasado común más reciente. 

Un grupo o taxón es monofilético cuando reune al antepasado común más reciente y a todos sus descendientes. Si solo comprende a algunos de los descendientes pero no a todos se denomina parafilético. Cuando se agrupan taxones que descienden de distintos ancestros tenemos grupos polifiléticos. 

Modificado de Zootaxa 4216 (4)
 © 2017 Magnolia Press


El conjunto de todos los taxones descendientes de un antepasado común se conoce como clado. Los clados pueden estar contenidos en otros clados más inclusivos formando el conjunto una estructura ramificada. Su representación gráfica se denomina cladograma. Un cladograma es la representación gráfica de las relaciones de parentesco entre los taxones. 

El cladograma de la figura representa una clasificación de las águilas con tarsos emplumados (subfamilia Aquilinae). En ella se ve el clado constituido por el género Aquila y todas sus especies, o el del género Clanga (en color rosa) al que recientemente han pasado del género Aquila el águila pomerana y la moteada, denominadas ahora Clanga pomarina y Clanga clanga respectívamente.

Todos los miembros de un clado comparten caracteres heredados de su antecesor más reciente y forman un grupo natural. Los caracteres que comparten los diferentes taxones se utilizan para clasificarlos, pero determinar qué caracteres o rasgos son los verdaderamente útiles para este fin no siempre es fácil. Hay que distinguir, por ejemplo, entre caracteres homólogos, heredados de un ancestro o antepasado común, y análogos que pueden tener una apariencia similar pero no proceden del mismo antepasado y se deben a convergencia evolutiva, es decir, adquiridos por adaptación a ambientes y formas de vida similares pero no por parentesco; solo los caracteres homólogos valen para construir clasificaciones. Por ejemplo, el ala de un murciélago y la de un ave son caracteres análogos (no homólogos), aparecieron en linajes distintos como una adaptación para explotar el medio aéreo.

De la dificultad de elegir bien los caracteres surgen a veces, y de ahí las sucesivas revisiones taxonómicas, clasificaciones "artificiales", no naturales, en las que se mezclan taxones descendientes de un mismo antecesor con otros que no descienden de aquel (polifilia); en otras ocasiones se forman grupos que incluyen algunos pero no todos los taxones que descienden de un antepasado común (parafilia). Las agrupaciones así formadas son artificiales y no reflejan la historia evolutiva de los organismos, todas las clasificaciones deben concluir en grupos naturales y reunir los taxones en grupos monofiléticos.

Los caracteres utilizados para hacer clasificaciones pueden ser morfológicos, fisiológicos, de comportamiento, moleculares (ADN, proteínas), ecológicos, fenológicos, etc. Las técnicas moleculares son una potente herramienta que, junto a paquetes informáticos capaces de manejar gran cantidad de datos y combinaciones, permiten comparar un gran número de secuencias moleculares y generar cladogramas y árboles filogenéticos rápidamente.

Eduardo Blanco

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